Cuatro Caminos

En este mural, ubicado junto a las escaleras mecánicas y realizado en cemento con tonos negros y grises, representa el rostro de un toro que observa a los viajeros envuelto en un mar de piedra.

En el distribuidor de las líneas 1 y 2 de Cuatro Caminos podemos contemplar un mural de más de cinco metros de ancho y casi tres metros de altura con forma de montaje panorámico sobre las vistas de Bravo Murillo. La obra muestra el área de influencia histórica de la estación con los elementos arquitectónicos de mayor importancia. La propuesta es una explicación de la evolución urbana que ha experimentado la zona de Cuatro Caminos.

En el andén de la línea 2 nos encontramos con un gran mural de casi 60 metros de longitud, dibujado a tamaño real, que representa un viaje en el tiempo por la historia de Metro y de Madrid. En el interior de un tren observamos distintas escenas: desde el último coche, presidido por una imagen del año del nacimiento de Metro, en 1919, con viajeros vestidos con trajes de la época, pasando por otro espacio donde se presenta el final de la década de los 70, hasta el primer coche, de 2019, con una familia que conversa y una joven que sujeta la correa de su perro mientras observa su móvil.

El tótem de Cuatro Caminos es una recreación de los elementos anunciadores de las estaciones que podían ver los viajeros de 1919 en varios puntos de la red de Metro de Madrid. Se trata de un elemento ornamental que se colocaba originalmente en los accesos, con el que se pretendía señalizar desde lejos la ubicación de los accesos del suburbano. El de Cuatro Caminos cuenta con la misma forma rectangular y los colores originales, rojo y blanco, coronado con el antiguo rombo de Metro.