Así éramos, así somos: de las mulas mineras a las tuneladoras, más de un siglo creciendo bajo tus pies
Durante varias décadas, para horadar el suelo de Madrid se recurrió a sistemas mineros, concretamente al conocido como método belga, que se mantuvo en Madrid hasta 1969, cuando empezó a utilizarse el conocido como método tradicional de Madrid.
Las mulas mineras
Para aplicar ese método belga los trabajadores contaban con unas ayudantes muy especiales que bajaban en montacargas al túnel: las mulas de carga. Hoy cuesta creerlo, pero en una fecha tan cercana como los años 60 la extracción de tierras no estaba mecanizada y quienes arrastraban las vagonetas con los escombros eran ellas.
Un artículo de enero de 1967 recuerda a 14 de estas mulas, ilustrada con una foto de “Torda” engalanada para la ocasión con collarines y correas. Cuenta que las Sociedades Protectoras de Animales se mostraron preocupadas por su situación laboral, hasta que el Ayuntamiento les demostró que “no se les trata con crueldad, que disponen de lugares habilitados lo más idóneamente para sus horas de ocio y que trabajan unas seis horas diarias, como cualquier obrero de países desarrollados”. Curioso, ¿no?
Aparición del método tradicional de Madrid
Con la llegada del hormigón el método belga se quedó obsoleto. Y es que hasta entonces el revestimiento de las bóvedas de los túneles era de ladrillo macizo y la entibación o apuntalamiento se hacía con madera, pero cuando empezó a utilizarse este nuevo material la madera tuvo que ser sustituida por perfiles metálicos, más resistentes.
Así apareció el que hoy se conoce como “método tradicional de Madrid”, que ha dado tan buenos resultados que se ha utilizado durante muchos años. De hecho, de los 116 kilómetros con los que contaba la red de Metro en 1996, 80 se habían realizado con este método, y se ha seguido recurriendo a él en fechas tan recientes como en la construcción de Metrosur, inaugurado en 2003, y o la ampliación de la línea 2 a la Elipa en 2007. Incluso se ha dado el caso, como en la estación de Islas Filipinas de la línea 7, de haber concluido a la vez dos tramos de túnel, uno horadado con tuneladora y otro con el método tradicional de Madrid.
La llegada de las tuneladoras
Hasta 1995 el método belga convivió con otros dos: las entibadoras de lanza y las primeras tuneladoras, llamadas “de frente abierto” porque no llevaban ninguna protección en la cabeza de excavación.
A partir de esa fecha esas tuneladoras fueron sustituidas por las de frente cerrado o EPB (Escudos de Presión de Tierras), aunque, como las anteriores, tampoco estuvieron solas, porque han continuado utilizándose tanto el método tradicional de Madrid como la ejecución mediante pantallas, ésta última fundamentalmente en las estaciones.
De las galerías a las modernas estaciones
No sólo la forma de construir Metro ha evolucionado, también lo ha hecho diseño de las estaciones, dando cada vez más importancia a la accesibilidad. De ese modo, las antiguas galerías que caracterizaban las primeras estaciones de Metro han ido dando paso a vestíbulos amplios que minimizan las distancias que deben recorrer los viajeros.
Y esta apuesta por la accesibilidad se ha trasladado también a la red más antigua, que gracias a los diferentes planes de modernización ha ido incorporando mejoras en ese sentido. El resultado es que en la actualidad el 70% de las estaciones es accesible y el plan actual permitirá ampliar ese porcentaje hasta el 82%.