Dresinas ‘antecessor’, las pioneras de nuestros ‘locos cacharros’ de apoyo ferroviario
El pasado febrero dedicamos un artículo en Locos X el Metro a conocer la actualidad de estas dresinas y prometimos volver con muchas otras curiosidades de su historia. Pues bien, lo prometido es deuda y aquí está el resultado… muy ‘antecessor’.
En los primeros tiempos de Metro, cuando se comenzó a construir la L1 entre Cuatro Caminos y Sol, las dresinas aún no existían. De hecho, sus primeros antecedentes no fueron máquinas, sino animales de carga empleados sobre todo en el transporte de materiales para la construcción del suburbano. En aquella época, hace más de 100 años, los carros y vagonetas tirados por animales fueron lo más parecido a los medios auxiliares que poco después se desarrollaron para el mantenimiento en los túneles.
La primera referencia al uso de máquinas como vehículos de apoyo ferroviario la encontramos en diciembre de 1920, cuando aún eran arrastradas por motores de gasolina. Estas dresinas sirvieron de apoyo a las obras de construcción de las primeras líneas, tanto en los túneles como en la superficie.
A partir de ahí, el empleo de los vehículos auxiliares se fue ampliando y comenzaron a especializarse. Además, se intensificó el uso de camiones como los que podemos ver en la imagen de abajo, correspondiente al parque de automóviles de Pacífico en 1924.
En la década de los años 20 ya se pueden ver las primeras dresinas para el mantenimiento de las líneas aéreas que suministran la electricidad a los trenes. En la foto de abajo, a la izquierda, podemos ver a varios operarios con uno de estos vehículos, en 1924, en la zona de Cuatro Caminos. En la siguiente imagen observamos tareas de mantenimiento de una catenaria sobre dos dresinas de la época.
También de aquellos años, en concreto de 1929, Metro conserva la dresina torre D-2, también empleada para el mantenimiento de la línea aérea. Esta dresina, junto al tractor T-1 y el vagón W-10, son vehículos catalogados como patrimonio de Metro. El tractor T1 tiene la particularidad de que se fabricó directamente por Metro en 1941, mientras que la dresina D-2 es la más antigua de sus características que se conserva en España, y fue construida en madera por la Sociedad Francesa Campagne.
El número de dresinas se fue extendiendo a lo largo de los años hasta alcanzar una gran variedad de vehículos y especialidades. Vamos a resumir algunos de los más significativos.
La primera esmeriladora consistía en un vehículo motorizado y otro remolcado que se dedicaban al limado de los carriles sobre los que circulan los trenes. Fue sobre 1935 cuando Metro puso en servicio este vehículo auxiliar que estaba preparado con unos bloques de esmeril (un mineral muy duro utilizado para cortar y pulir) entre las ruedas y eran refrigerados por agua procedente de unos depósitos en el mismo vehículo que también servían de contrapeso. Esta dresina se movía en marcha lenta adelante y atrás, en un movimiento de vaivén que le hizo merecedora del apodo ‘La Carioca’.
En la década de los 40, la Compañía Metropolitano de Madrid construyó en sus talleres varios tractores o vehículos de servicio con motor. Dos de ellos eran de dos ejes, el T-2 y el T-3, y en la práctica se trataba de dos vagones motorizados. El T-1 se construyó en 1941 y fue el primer vehículo de tracción eléctrica que tuvo Metro para sus servicios auxiliares.
La Matisa, también conocida por el código DC-1, fue el primer vehículo especializado adquirido por Metro tras la Guerra Civil. Inicialmente fue una dresina de control de vía que se transformó posteriormente en un vehículo de control de la catenaria. Finalmente se modificó para filmar imágenes digitales de los túneles. Se dio de baja en 2018.
Y para despedirnos os dejamos este carro remolcado, hecho de madera y aluminio, que se estuvo utilizando hasta los años 80 para la asistencia de trenes. Una dresina ‘top antecessor’.