Chamartín

Líneas con arte: línea 10 de Metro, historia en movimiento

Viajar por la Línea 10 del Metro de Madrid es recorrer un trayecto lleno de contrastes. Las estaciones, muchas de ellas decoradas con arte que rinde homenaje al pasado y presente de la ciudad, son una invitación a detenerse y admirar el entorno

La Línea 10 de Metro de Madrid (inaugurada en 1961) es un recorrido cultural y arquitectónico que atraviesa la ciudad de norte a sur, desde la estación de Puerta del Sur hasta Hospital Infanta Sofía, conectando barrios y estaciones llenas de historia y arte a través de 36,5 kilómetros. Es además la única que tiene ambas cabeceras fuera del término municipal de la capital. A lo largo de sus 31 estaciones nos ofrece la oportunidad de conocer murales, espacios emblemáticos y la evolución del metro desde sus primeros días. No podemos hablar de cada una de las obras que hay en cada estación pero si os hemos hecho una selección de aquellas que son imprescindibles.

Colonia Jardín

Colonia Jardín es una estación que destaca por su cercanía al histórico barrio que le da nombre, un lugar de inspiración para los urbanistas del siglo XX que apostaban por espacios más abiertos y verdes. Aquí, los murales y la decoración rinden homenaje al pasado rural de esta zona.

Bajo el título “Las Cuatro estaciones” Natalia Sánchez Panadero ha decorado la estación con cuatro murales serigrafiados sobre soporte cerámico, uno por cada estación, que simbolizan el paso del tiempo, pues muestran el cambio de un mismo paisaje a lo largo de todo un año. El conjunto está inspirado en la leyenda “La soberbia del árbol”, que describe cómo un árbol retó al viento y cuando este sopló fuerte hubo de despojarse de sus hojas para no ser abatido, lo que ocurrirá a partir de entonces cada otoño.

Lago

La estación de Lago data de 1961, cuando nació el suburbano de Madrid, pero junto con la de Batán fue reformada dentro del plan de ampliación que finalizó en 2003 para adaptarla al nuevo gálibo de la Línea 10. Los trabajos permitieron ampliar su vestíbulo, hasta entonces limitado por la escalera de acceso a la estación central y unos cuartos técnicos, y cerrar el porche, de 128 m2, con un revestimiento transparente. En el suelo del vestíbulo, que actualmente cuenta con una superficie de 286 m2, recibe a los viajeros un mosaico cuadrado de estilo romano, que acompaña al que representa el logo de Metro a la entrada de la estación.

 
Chamartín 

Esta estación auna pasado y presenta como ninguna otra.  Aquí puedes ver la espectacular cascada de luces que decora Chamartín, bautizada como “Iguazú”. Realza la grandiosidad de esta estación de dimensiones únicas. Es obra de Vicente Patón y Alberto Tellería y consiste en un paño de 1.000 metros cuadrados sobre una superficie curva de 21 metros de altura que cubre tres de los cuatro niveles de la estación. Inspirado en la luz que inunda los ábsides catedralicios, el incesante movimiento de la luz artificial de esta acompaña a los viajeros en su descenso por los diferentes niveles de la estación.

Además, la estación de Chamartín acoge una espectacular exposición de trenes clásicos de Metro, que fueron totalmente restaurados con motivo de la celebración del Centenario de la compañía en 2019. La muestra incluye 12 coches históricos, incluidos los primeros que circularon hace un siglo por la línea 1, y cerca de 100 piezas históricas del suburbano, así como fotografías que muestran la evolución y la historia de Metro desde sus inicios.

 
Marques de la Valdavia 

El mural superior de los dos que componen el conjunto artístico “A ras del suelo” reproduce en formato gigante fotografías tomadas a nivel de suelo en el Parque de Cataluña. Como el mural inferior, el superior, visible desde los andenes, muestra detalles del césped, pero incorpora fragmentos de cielo  para reforzar la idea de descenso en la profundidad de la estación. 

 
Reyes católicos

La decoración de la estación de Reyes Católicos, que sirve de acceso a la Plaza de Toros de San Sebastián de los Reyes, es obra de Rodrigo Muñoz Ballester y está dedicada al universo taurino. Bajo el título “Clamor”, el autor convierte la estación, precisamente, en una plaza de toros, cediendo todo el protagonismo a los espectadores, a los que ha dibujado uno a uno cuidando al detalle sus miradas, sus posturas y su indumentaria, en una superficie de 800 metros cuadrados. En los andenes se ubican las tablas de los tendidos y a medida que la vista va subiendo en altura, el conjunto se funde en una bruma de personajes de color arcilla.