
Los uniformes también cambian
Hacía más de un cuarto de siglo que el uniforme de Metro no se veía modificado en su diseño, color (que vuelve a ser azul) y materiales de confección. Con estas novedades, Metro de Madrid busca que el vestuario se adapte a las necesidades del personal de la línea, además de que sea representativo y se identifique rápidamente para facilitar la interacción con el usuario, que debe reconocer de forma sencilla a los trabajadores de la compañía.
CIEN AÑOS DE UNIFORME
El uniforme laboral de Metro de Madrid ha sufrido numerosos cambios a lo largo de sus casi cien años de historia. En sus comienzos, el personal femenino llevaba un vestido/guardapolvos, que no sufrió demasiadas transformaciones hasta los años 70, a excepción del abotonado del traje, el largo del mismo y el progresivo aumento del tamaño del logo insertado en él. En el caso del personal masculino, el uniforme era de corte militar, estaba dotado de gorra y adornado con los galones que indicaban la categoría profesional.
A partir de los 70, el uniforme evoluciona al traje tipo sastre, en el caso de los hombres, y a la falda con blusa y chaqueta, en el caso de las mujeres, a lo que se incorporó una gabardina como prenda de abrigo en los años 80. En esa década también se introduce el uso de pantalón entre el personal femenino. En los años 90 es cuando la uniformidad sufre una mayor transformación tanto en el estilo como en el color. Del azul, protagonista de las décadas anteriores, se pasa a un tono granate y se van introduciendo nuevas prendas para adaptarse a las necesidades del personal como el vestuario pre-mamá o las prendas térmicas.
El diseño de la nueva uniformidad corresponde a Raquel Galán Martínez, ganadora del concurso de propuesta de diseño, en marzo de 2018.